Cuando se declaró la alerta roja en el Valle de Aburrá por contaminación del aire, en marzo de 2017, se reguló la circulación del 30 % de los carros y motos para evitar una emergencia ambiental como la de 2016, cuando Medellín reportó niveles de 129 microgramos por metro cúbico de material particulado (PM) 2,5.
Ante esa situación, el viernes 2 de febrero, en un despliegue de trajes y corbatas, se firmó en Medellín el Pacto por el Aire, una estrategia de la Alcaldía de Medellín, el Ministerio de Ambiente, la Procuraduría y otras instituciones. En total, 66 entidades, como Bancolombia, Cementos Argos, Canacol Energy, Nutresa, el Concejo de Medellín y las alcaldías de los 10 municipios del Valle de Aburrá, se “comprometieron a promover la formulación de una política de Estado para la prevención y el control de la contaminación atmosférica”.
Para algunos, sin embargo, este compromiso es muy impreciso. Colectivos ciudadanos que se ocupan de temas relacionados con la calidad del aire, como Low Carbon City, Aire Medellín y Ciudad Verde, plantearon ciertas dudas al respecto. Según cuenta Eugenio Prieto, director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en un video, el Plan Integral de Gestión de la Calidad del Aire “será el instrumento para desarrollar medidas como la seguridad sostenible y lograr un transporte público metropolitano cada vez más limpio. Haremos 80 kilómetros de corredores y 90 estaciones de bicicletas para conectar los 10 municipios del Valle de Aburrá, y trabajaremos con 700 empresas para que adopten producción más limpia”. El pacto se deriva de este plan, que ya se anunció pero aún no se ha iniciado.
Para Daniel Suárez, parte del colectivo ciudadano Aire Medellín, aún hay muchas dudas.
Según explica, el Pacto se compromete a que la flota de vehículos de la ciudad (que asciende a 1’400.000) funcione con combustibles de estándar Euro III, cuando en el mundo se habla de combustibles bajos en carbono Euro IV y Euro V. “Lo preocupante es que el cumplimiento del Pacto es voluntario, no trae regulaciones o normativas, y todas las acciones son voluntarias, y tampoco registra las mejoras en medio ambiente ni las acciones que están adelantando las empresas”.
Por otro lado, cuenta Suárez, no hubo participación ciudadana. “Enviaron la invitación un día antes para leer las 300 páginas del documento. Desde el pacto de 2007 se crearon 15 mesas entre el Ministerio de Medio Ambiente, el Área Metropolitana y la ciudadanía para discutir temas y propuestas sobre la calidad del aire. En esta ocasión, Low Carbon City envió un documento, pero no fue tenido en cuenta”.
Según el mapa Air Pollution in the World, que monitorea en tiempo real la calidad del aire de las ciudades del mundo, al cierre de esta edición, el índice de calidad del aire (ICA) en Medellín era de 70 microgramos por metro cúbico, según mediciones hechas desde el cerro El Volador, y la meta para 2027 es de 33.
Por ahora, el Pacto por la Calidad del Aire queda a voluntad de quienes lo firmaron.
La clasificación del ICA va desde buena (0-50), donde el aire no tiene impacto sobre la salud de las personas, hasta arriesgado (300), en donde respirar el aire contaminado puede afectar especialmente a niños y personas con enfermedades cardiorrespiratorias como el asma, y se debe evitar hacer ejercicio al aire libre y exponerse a ese aire en exceso. Ciudades como Estambul, Turquía y Monclova (México), doblan ese puntaje.
Según cifras del Ministerio de Medio Ambiente, un promedio de 8.600 personas mueren por causas relacionadas con la contaminación del aire en el país, 13.721 en el Valle de Aburrá.
La Alcaldía de Medellín suscribió un convenio con la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia para establecer la relación entre mortalidad y la evolución de la contaminación atmosférica en Aburrá, pero aún no se conocen los resultados.
Sin duda, la noticia es positiva. La pregunta, sin embargo, es si este nuevo Pacto por el Aire les entregará una mejor calidad de vida a los habitantes del Valle de Aburrá, o si es puro humo.
Fuente: EL ESPECTADOR