Iniciativa que traerá tarifas más baratas tiene en vilo a agentes que dominan el mercado.
La intención del Gobierno, a través del Ministerio de Minas y Energía, de dejar definida una política pública para la entrada de las fuentes no convencionales de energía renovable, es decir las plantas solares, eólicas y las pequeñas centrales hidroeléctricas, tiene alborotados a los principales generadores que por años han controlado el mercado de energía mayorista.
La razón es que, en un proyecto de decreto, el Ministerio plantea dejar las bases para el diseño de un mecanismo de contratación de largo plazo que viabilice estas nuevas energías, cuya oferta de precios, como ha ocurrido en otros países, sería más baja que las de los actuales contratos bilaterales que pactan los grandes generadores con los usuarios, los cuales, según la firma XM, que administra el mercado eléctrico, representan entre el 70 y el 80 por ciento de toda la energía que se consume en el país.
El punto álgido es que la norma propuesta se ciñe únicamente a estas nuevas fuentes, sin importar su tecnología, pero no tiene en cuenta la generación hidráulica de embalses como Ituango (EPM) o Porvenir (Celsia), cuya capacidad no se ha requerido y no ha hecho necesaria una subasta del cargo por confiabilidad.
Esto porque el consumo ha sido menor que las estimaciones de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme).
EL TIEMPO conoció que el malestar es tan fuerte que hasta el presidente de Empresas Públicas de Medellín (EPM), Jorge Londoño, acudió a la Presidencia de la República a solicitar que no se deje por fuera la generación hidroeléctrica de embalse, argumentando “neutralidad tecnológica”.
Consultado por el tema, Londoño no solo reiteró la necesidad de esta neutralidad, sino que sostuvo que el problema no es el precio.
“No le tememos a la competencia. No vemos con buenos ojos una subasta con tecnología exclusiva”, agregó. Por su parte, el presidente de Celsia, Ricardo Sierra, dice que si dejan competir a las plantas que hoy generan con embalses, saldrían precios más bajos y se pregunta: ¿cuál es el miedo?
La otra cara del pulso
Pero en la otra orilla está la Asociación Colombiana de Energías Renovables (SER Colombia), que advierte que no se trata de un problema de confiabilidad, sino que estos grandes generadores que hicieron grandes inversiones hace varios años, cuando la demanda crecía, ahora quieren buscar una salida para su energía a través del nuevo mecanismo de contratación.
Esto porque el bajo consumo no ha hecho que la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) convoque una subasta de expansión del cargo por confiabilidad.
“Está muy bien para la expansión de confiabilidad que se requiera. Ahora, si hay unas inversiones que se hicieron, sobre unas proyecciones de crecimiento de la demanda que no se han materializado, eso no lo pueden pagar los usuarios”, asegura Alejandro Lucio, director Ejecutivo de SER Colombia.
Según XM, desde marzo del 2016, el consumo de energía ha sido inferior al escenario bajo de la Upme y, aunque en el 2017 reaccionó, no ha dejado de estar en ese rango. De acuerdo con Lucio, hoy en día, el déficit de contratos está entre el 20 y el 30 por ciento, pero estos no están pactados a precio fijo sino que están expuestos o indexados al precio de bolsa, que es más volátil.
Por ello -explica- ,al habilitar la Creg un mecanismo como el que plantea el Ministerio, se harían contactos a 15 o 20 años para viabilizar los proyectos de fuentes no convencionales y a un precio fijo más bajo que el de los generadores tradicionales. “A estas sobreinversiones en algunos proyectos térmicos o hídricos lo peor que les puede pasar es que venga nueva capacidad con contratos a precios bajos porque no van a tener cómo colocar la energía de sus proyectos”, explica Lucio.
Y recalca que “la tal neutralidad tecnológica no existe hoy”, porque el cargo por confiabilidad premia a las plantas hidráulicas y térmicas sobre las renovables no convencionales por tener energía disponible cuando se requiere. Por ello, SER Colombia cree que el interés es bloquear la política, debido a que el modelo financiero está hecho sobre la base del cargo por confiabilidad y de vender energía en contratos a un precio.
Y el precio de estos viene subiendo (21 por ciento entre el 2013 y el 2017) y están del orden de 190 pesos el kilovatio hora (unos 65 dólares el megavatio hora), mientras las subastas de renovables no convencionales están cerrando entre 20 y 30 dólares cada megavatio hora. Lucio recalca que cualquier tecnología es bienvenida, siempre y cuando el nuevo esquema de contratos sea solo para proyectos nuevos, es decir, plantas o unidades de generación que no han iniciado construcción al momento de efectuar el mecanismo de asignación.
Y agrega que el nuevo mecanismo solo cubrirá el entre el 5 y el 8 por ciento del déficit de contratos, lo cual no va golpear a nadie, pero sí les dará una señal muy fuerte de precio a los consumidores. “El potencial de energía no convencional es inmenso” La semana pasada, al anunciar al Grupo Energía de Bogotá como el constructor de la línea que conectará la energía renovable no convencional al sistema, el ministro de Minas y Energía, Germán Arce, dijo que se está cumpliendo con la diversificación de la matriz eléctrica, mientras el director de la Upme, Ricardo Ramírez, indicó que “el potencial renovable no convencional del país es inmenso”. El Ministerio termina esta semana el análisis de los comentarios del mercado al proyecto de decreto.
Fuente: EL TIEMPO