La versión final aún no ha llegado al Ministerio de Minas y sigue en estudio por parte de la Upme. La demora alteraría los proyectos de transmisión.
Ante un panorama complejo en cuanto a oferta de energía a corto y mediano plazo, y sin estar despejado para asegurar la confiabilidad en el sistema de generación por la no entrada de la Central Hidroeléctrica de Ituango (Hidroituango), el sector lleva esperando cinco meses a que el Plan de Abastecimiento de Energía 2018 - 2031 sea una realidad.
El documento, considerado la carta de navegación en este campo y cuya versión final aún no está en manos del Ministerio de Minas y Energía (MME) –que debió ser avalado en febrero pasado– sigue siendo objeto de estudio por parte de los técnicos de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme).
“Se han presentado muchos análisis en el área de generación que demoraron la conclusión de la versión final del plan”, señaló Ricardo Ramírez, director de la Upme.
El funcionario precisó que temas que competen al sector, como la incidencia de los caudales ambientales, las consecuencias por la emergencia de Hidroituango, la resolución para la entrada de las energías renovables no convencionales, así como otros estudios “han sido el motivo del retraso”.
En el mismo sentido, el ministro de Minas y Energía, Germán Arce Zapata, cuyo despacho está a la espera de la versión final del citado plan de abastecimiento, afirmó que su actualización estará lista para finales de julio.
“Con ocasión de los hechos ocurridos en el proyecto de EPM (Hidroituango), se exigió volver a revisar la expansión, cuyo plan tocó adaptar a esta nueva situación”, reiteró el jefe de la cartera minero energética.
Sin embargo, la demora en la actualización del plan de abastecimiento de energía para la vigencia 2018 - 2031 traería repercusiones para el sistema.
“Sus efectos se presentarán en el sistema de transmisión, y la demora de la actualización hace que los proyectos se retrasen en ser estructurados para ser sacados a las mismas convocatorias de la Upme”, señaló un vocero del sector de generación térmica.
El experto recordó que, de acuerdo con la Ley 143 de 1994, el plan de expansión de generación y transmisión es netamente de referencia, entonces no tiene ningún efecto.
Por su parte, Ángela Montoya, presidenta ejecutiva de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), indicó que la demora en la actualización del plan de expansión perjudicaría eslabones de la operación en el sistema de energía.
“Además de afectar o impactar los proyectos de los agentes, también termina por alterar sus decisiones de inversión y planes estratégicos”, afirmó la dirigente gremial.
Sin embargo, al sector que más le llama la atención esta demora es al que representa a las organizaciones que generan energía desde fuentes renovables no convencionales. “La demora para conocer el contenido actualizado del plan de abastecimiento entre 2018 y 2031 afecta a los desarrolladores de proyectos en la medida en que no tienen certeza de la disponibilidad de conexión a futuro en algunas zonas del país”, afirmó Alejandro Lucio, presidente de la Asociación de Energías Renovables SER Colombia. Lucio aclaró que se debe tomar en cuenta el cambio de metodología para la actualización del plan de expansión que se desarrolló hacia el interior de la Upme antes de la emergencia acaecida en el complejo Hidroituango, pero con la emergencia en la central hidroeléctrica en Antioquia, a finales de abril, “no quedó otra alternativa que reorganizarlo”.
Cabe recordar que, con el objetivo de alcanzar un eficaz y efectivo abastecimiento de la demanda de energía eléctrica, la Upme realiza anualmente una revisión del plan de expansión de los recursos de generación y de las redes de transmisión en el sistema eléctrico nacional.
Los análisis de planeamiento realizados por la entidad tienen un horizonte de largo plazo y se fundamentan en información de la infraestructura eléctrica actual, los proyectos en construcción y las proyecciones nacionales y regionales de demanda de energía y potencia.
Fuente: PORTAFOLIO