El transporte impulsado por electricidad en América Latina todavía es incipiente, solo unos cuantos miles de vehículos circulan en la región. La mayoría son utilizados por entidades corporativas o gubernamentales, taxis o transporte público. Apenas alrededor de cientos pertenecen a propietarios privados.
A su vez, muchas de sus ciudades tienen graves problemas de contaminación y buena parte de sus flotas la integran coches y autobuses de vieja data, ineficientes y consumidores de carburantes (gasolina y diésel), que constituyen, justamente, la fuente más grande de emisiones contaminantes del sector energético y la que crece más rápido.
Un informe elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Diálogo Interamericano observa un gran potencial de esa industria en América Latina. No obstante, ese potencial se desdibuja por un cúmulo de obstáculos que se deben sortear; entre ellos, los altos costos de venta y la falta de infraestructura para la carga de baterías. También hay preocupación sobre la capacidad de la red eléctrica y sobre la competencia de otras industrias relacionadas. Además de la falta de incentivos tributarios y el uso restrictivo de las calles y avenidas.
Sin embargo, el estudio destaca que Colombia, México, Brasil y Chile son los más avanzados en cuanto a la utilización y penetración de vehículos verdes. Es el resultado de la conjunción de políticas acertadas, públicas y privadas, que sirven de ejemplo a otros países.
Colombia cuenta con una Ley de Movilidad Eléctrica
En el tímido crecimiento de su flota no contaminante, que incluye automóviles, motos y autobuses, Colombia se ha posicionado como el primer país con esta tecnología amigable con el ambiente en lo que se refiere al transporte público.
Chile comenzó los planes de electrificar el transporte masivo cuando se comprometió en la COP25 a tener el 100% de la flota electrificada para 2024 y creó la iniciativa Ruta Energética 2018-2022. El Observatorio Económico Latinoamericano indicó que a finales de 2018 llegaron 100 vehículos y hay otros 183 que operan en Santiago desde el año 2019.
Colombia, México, Brasil y Chile son los países más avanzados en cuanto al impulso de vehículos verdes
Sin embargo, Colombia es el país con más autobuses eléctricos en la región. Y Bogotá, la ciudad con mayor flota eléctrica: 483 unidades. Cali ya tiene 26 unidades y Medellín, 64.
La Ley de Movilidad Eléctrica y Sostenible, de reciente aprobación, establece que, para julio de 2020, el Gobierno, los municipios de categoría 1 (de 700.001 hasta 2.000.000 de habitantes) y los especiales, excepto Tumaco y Buenaventura, deberán cumplir con una cuota del 30% de vehículos eléctricos.
En Brasil, São Paulo tiene 15 autobuses en movimiento desde fines de 2019 producidos en la planta BYD de Campinas, que fabrica autobuses para todo el país. En medio de la crisis sanitaria mundial, la Comisión de Constitución y Justicia del Senado aprobó el 13 de febrero una ley que prohibirá la venta de automóviles de gasolina y diésel para 2040. Con esto, el gobierno de Jair Bolsonaro quiere situar al país como el de mayor electromovilidad regional en competencia con Chile y Colombia.
Seguridad y alta tecnología al servicio de los ciudadanos
La Empresa de Transporte del Tercer Milenio Transmilenio adjudicó y eligió por licitación pública los concesionarios proveedores y operadores de 379 buses eléctricos, del fabricante chino BYD, que forman parte del Sistema Integrado de Transporte Público.
Juan Mesa, CEO de BYD en Colombia, resaltó el trabajo de la Alcaldía de Bogotá y de los aliados estratégicos para lograr la licitación de esta flota de buses de última tecnología, 100% eléctrica y de cero emisiones.
“Es un paso histórico para la ciudad y el país. Representa un avance muy importante para el mejoramiento del sistema de trasporte masivo de la capital colombiana y el cuidado de la salud de la ciudadanía y del medio ambiente”.
Los autobuses BYD, de 80 y 50 pasajeros, responden a las normas de seguridad nacional e internacional. Vienen equipados con cámaras de seguridad internas y externas, cámaras de reconocimiento facial de conductores, elevador para personas con movilidad reducida y universalmente accesibles (incluye usuarios con discapacidad visual y auditiva). También con puertos USB, wifi, contador electrónico de pasajeros que ingresan y salen del vehículo, y equipos de audio y video para información institucional y del Centro de Emisión Radial del Sistema, entre otros.
La batería de hierro fosfato con que vienen equipados permite una autonomía de más de 260 kilómetros con una sola carga, suficiente para hacer la operación de un día sin recargas adicionales y se carga al 100% en menos de dos horas.
Los autobuses están libres de ruidos, vibraciones y emisiones contaminantes en comparación con sus similares que operan con motores de combustión interna. Se calcula que en el primer año de operaciones la flota dejará de emitir 21.900 toneladas anuales de gases CO2 y 526 kilogramos anuales de partículas contaminantes PM 2.5. En cuanto a los costos, el ahorro aproximado será de un 60% menos que el de los autobuses de combustión.
Dentro de los países latinoamericanos, Colombia ha estado a la vanguardia en sus esfuerzos para implementar el transporte sostenible. En 2012, para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático, adoptó la Estrategia Colombiana de Desarrollo Bajo en Carbono (ECDBC), que forma parte del Plan Nacional de Desarrollo. Desde entonces el esfuerzo del gobierno de Iván Duque para enfrentar el cambio climático se ha enfocado primordialmente en el sector de transporte.
Colombia determinó la electrificación de la flota de transporte del país, incluidos autobuses y taxis verdes, como una de las prioridades y muestra como resultados el lanzamiento de la flota de taxis eléctricos más grande de Latinoamérica y un proyecto piloto para el desarrollo de autobuses eléctricos.
Aunque siguen muchos obstáculos, el esfuerzo hecho provee una base sólida sobre la cual se podrá ampliar el uso de estos vehículos. Dado que el 75% de la generación de energía eléctrica se debe a la fuerza hídrica, la electrificación de la flota de transporte puede llevar a una importante disminución en la emisión de gases de efecto invernadero.
Los primeros vehículos eléctricos fueron introducidos en ese país en 2012, cuando las compañías de energía eléctrica Codensa y Emgesa se asociaron con Mitsubishi para probar una flota de 15 automóviles del modelo I-MIEV. Ese año Bogotá lanzó un plan piloto para probar taxis eléctricos junto con Codensa, sociedad civil y compañías de taxis. Las compañías de taxis participantes probaron el I-MIEV de Mitsubishi y el E6 de la china BYD. Se seleccionó el E6 de BYD para poner a funcionar una flota eléctrica de 43 unidades.
Los fabricantes chinos de vehículos eléctricos se han hecho con un mercado en continuo crecimiento
El Renault Kangoo, un pequeño camión, y el Renault Twizy, un auto de dos puestos, fueron incorporados al mercado en 2014 y en 2015, respectivamente. El BMW i3 y el Nissan LEAF llegaron a Colombia en 2015; a fines de ese año, había 126 vehículos eléctricos en circulación, de los cuales únicamente 25 pertenecían a propietarios privados y el resto, a entidades corporativas.
Producción propia de transporte verde
Para reducir la huella de carbono, los gobiernos de los países latinoamericanos están aplicando, tal vez no con la rapidez requerida, medidas para estimular el consumo de autos eléctricos. Dentro de las iniciativas hay tres automóviles eléctricos latinoamericanos. Un boliviano, fabricado por Quantum; un brasileño, fabricado por Santa Catarina junto con Mobilis, y un argentino, por Sero Electric.
También en México se ha planteado la construcción de una fábrica de automóviles eléctricos chinos. La empresa JAC tiene planes de producir este tipo de autos en la planta en Hidalgo.
FUENTE: ENERGÍA 16