El reino petrolero del mundo quiere cambiar su modelo económico acercándose a su mejor aliado: el sol. El príncipe Mohammed bin Salman, jefe de estado de Arabia Saudita, el principal exportador de petróleo del mundo, está cambiando las reglas de juego.
Mediante un ambicioso proyecto, que exigirá miles de millones de dolares en inversión, el príncipe pretende diversificar la economía que hoy depende del petróleo, a través del uso de energía renovable. La meta no es menor: desean emerger como una fuerza global en el ámbito de la energía limpia, además de remodelar por completo su modelo económico.
Puntualmente, Arabia Saudita tiene como objetivo invertir 7.000 millones de dólares a lo largo de 2018 para desarrollar siete nuevas plantas solares y un gran parque eólico, de acuerdo con El Clarín, para que las energías renovables proporcionen hasta el 10% de la energía que usa el país para finales de 2023, en apenas seis años.
En 2017, Arabia Saudita recortó su producción de petróleo en más de 700.000 barriles diarios para cumplir con el acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, pero en febrero de ese año volvió a aumentar la producción, lo que hizo reavivar las dudas sobre la efectividad de los recortes, provocó un descenso de los precios del petróleo y puso en duda (otra vez) las intenciones de los sauditas con respecto a las energías renovables.
Sin embargo, ha habido avances importantes. El año pasado, La Granja Solar, una planta de energía solar del tamaño de un parqueadero, operada por la compañía petrolera nacional Saudi Aramco, genera suficiente energía para un bloque de oficinas cercano, en Dhahran.
De acuerdo con El Clarín, a partir de ese experimento, Saudi Aramco creó un equipo de expertos en energía renovable que se enfocan en producción de energía a partir de paneles solares. El ministro Khaled al-Falih asumió el cargo de Ministro de Energías en 2016, e hizo que la energía solar y eólica fuera prioridad para Arabia Saudita.
El problema es que el sueldo de las personas que trabajan en la construcción de los paneles, los expertos, e incluso el Ministro al-Falih depende de la industria petrolera. De hecho, la tercera parte de trabajo saudita está empleado en el sector gubernamental, que recibe sus fondos de la industria nacional de petróleo.
Según el Periódico de la Energía, las probabilidades de que esta transición funcione son muy altas. El país árabe tiene mucha extensión de terreno, alta radiación solar y “arena suficiente para enterrar media Europa, ingredientes básicos para la producción de módulos fotovoltaicos”. Los saudís exploran la posibilidad de fabricar paneles CIS, que según esa fuente, ofrecen mayor resistencia a la sombra y estabilidad en altas temperaturas.
Además, los costos de instalación y operación de estas dos tecnologías han disminuido drásticamente en todo el mundo en los últimos años. Eso significa que incluso en un país donde el petróleo es abundante, las energías renovables son una alternativa barata y limpia a los combustibles fósiles tradicionales, de acuerdo con el New York Times.
Según el diario estadounidense, Arabia Saudita ya le encargó a la empresa de energía saudita ACWA Power construir una granja solar que generaría suficiente electricidad para alimentar hasta 200 mil hogares. El proyecto costará 300 millones de dólares y creará cientos de empleos.
Fuente: EL ESPECTADOR