Turismo sostenible es la expresión que navega en el archipiélago de San Bernardo, territorio que comparten Sucre y Bolívar. La energía renovable con los componentes ambientales económicos, sociales y culturales manda la parada en el conjunto de diez islas que integran la zona insular, entrada al Golfo de Morrosquillo.
Los hoteleros tienen entre sus reservas de operación la amistad con el medio ambiente teniendo en cuenta el ritmo vertiginoso que lleva el calentamiento global. El factor toma importancia en una zona de reserva ecológica embellecida por corales, flora y fauna.
Héctor Conde Rangel, director ejecutivo de la Asociación de Empresarios Turísticos del Golfo de Morrosquillo (Asetur G-M), sabe muy bien de lo que habla cuando dice que el encuentro del ser humano con la naturaleza va más allá del binomio sol y playa. Esto quiere decir que la industria sin chimenea debe tener características especiales tendientes a mejorar el manejo del suelo y la operación de complejos hoteleros.
“El turismo sostenible se define él mismo con el término autosostenibilidad. En eso está inmerso el mismo ambiente, el factor económico, el social y el cultural. En el archipiélago estamos trabajando el factor ambiental porque es fundamental. Por eso se está implementando la energía renovable para minimizar los efectos del dióxido de carbono y así las islas sean sostenibles”, expresó Conde.
El empresario turístico se refiere a la energía solar con la que están trabajando en un imponente hotel en Isla Palma con 30 mil kilovatios adquiridos gracias a paneles solares. El objetivo es implementar esta estrategia ambiental en todo el archipiélago para lograr que las islas sean autosostenibles.
El ingeniero Juan Carlos Nieto afirma que todo esto se rige por la Ley de Sostenibilidad lo cual propende a que además de cuidar el medio ambiente se ahorre dinero hasta en un 25 % en el pago de la electricidad.
“Con esto se llega a niveles óptimos de desarrollo. Colombia y esta región están adoptando un modelo amigable con el entorno. Lo importante es que los recursos y el ambiente van de la mano”, aseguró Nieto.
El hotelero Octavio Manrique tiene su propio concepto de autosostenibilidad. Observa todo el engranaje del turismo sostenible como el actuar razonable que pone a ganar a la naturaleza, la que permite la explotación comercial de un territorio o producto turístico.
“Esto no se hace por el ser humano, se hace por el ambiente, por esta maravilla de territorio insular. Queremos que las islas se renueven y sostengan”, manifestó.
Sucre tiene injerencia en isla Boquerón, la única que le pertenece por geografía y política. Sin embargo, las demás están más cerca de este departamento aunque le pertenecen a Bolívar.
No obstante, el gremio hotelero reclama más inversión por parte del gobierno del alcalde de Tolú, Tulio Patrón Parra, en cuanto a arreglo de la infraestructura vial y el mantenimiento del inmobiliario urbano del municipio.
Pero una de las cosas que más les preocupa son los inconvenientes que tienen que sortear los clubes náuticos por la sedimentación que hay en el embarcadero de los pasajeros que a diario se movilizan desde esa localidad hacia el archipiélago de San Bernardo. Esto porque constantemente las lanchas se estancan al salir y entrar del muelle, lo cual entorpece la dinámica económica del transporte acuático.
Las esperanzas están puestas en la visita del viceministro de Turismo, Juan Franky Marín, que tiene programada una inspección y reunión con los gremios locales para analizar la futura construcción del Centro de Convenciones del Golfo de Morrosquillo, proyecto del que tanto ha hablado la senadora María del Rosario Guerra y el presidente Iván Duque.
Los complejos hoteleros que hay en la zona insular se abastecen de los municipios sucreños. La mano de obra también proviene de Coveñas, San Onofre y Tolú, en su mayoría, lo cual mantiene una constante conectividad flotante.
FUENTE: EL HERALDO