La reciente adjudicación de contratos de energía por 12.050 megavatios hora día que dejó la reciente subasta de energía renovable no convencional, cifra que implicará una reducción importante en los precios de generación a partir del año 2022, es apenas el inicio de una contienda más fuerte en este mercado.
La razón radica principalmente en que fueron muchos los proyectos que no pasaron el filtro de precios determinado por el Gobierno, entre los cuales se quedaron iniciativas de jugadores como EPM, el Grupo Enel e Isagen.
Según Alejandro Lucio, director de la firma Óptima Consultores y exdirector de SER Colombia ( gremio de los generadores renovables), la señal de precios a la baja que regiría a partir del 2022 solo se dio para la franja entre las 7 de la mañana y las 5 de la tarde, lo que no incide en los precios ya contratados para el rango entre las 5 de la tarde y las 9 de la noche, que es el pico de mayor consumo en el país, y el del precio más alto.
En opinión del experto, donde hay espacio para que el precio de los contratos baje a un nivel de entre 160 y 180 pesos por kilovatio hora (hoy, el promedio de los contratos está en 220 pesos por kilovatio hora) es en la cantidad de proyectos y de empresas que no quedaron adjudicados y van a salir al mercado a tratar de contratar.
Y agrega que las iniciativas, ya viabilizadas y con conexión aprobada (requisitos para poder competir en la subasta), tienen dos vías: o esperan una nueva subasta –que Lucio no cree que se vaya a dar– o salen a buscar clientes al mercado bajo los lineamientos de la resolución Creg 114.
Al reiterar que los precios de la subasta fueron muy agresivos a la baja, Lucio sostiene que los proyectos no adjudicados sí pueden tener cierre financiero a un costo menor que el actual, de unos 220 pesos por kilovatio, pero no tan bajo como el de los 150 pesos logrado en la subasta bajo el mecanismo complementario, incluyendo el Cere, es decir, el componente del cargo por confiabilidad.
Y es que detrás de esta batalla más fuerte que se vaticina está el hecho de que, de un total de 56 proyectos y 27 generadores habilitados hacer sus ofertas, solo clasificaron siete proyectos y cuatro generadores. Esto dejó por fuera a jugadores grandes que ya están en el mercado y a nuevos inversionistas de Canadá y Francia, entre otros.
En otras palabras, hay 23 generadores y 48 proyectos listos para la competencia. Además, según Ricardo Ramírez, director de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), las ofertas de energía en la subasta alcanzaron a ser el 18 por ciento de la energía que se consume en el país, ya que fueron del orden de 36 gigavatios hora día.
Es decir que las cantidades de energía presentadas por los interesados en clasificar con algún proyecto fueron casi tres veces lo adjudicado, en un proceso en el que agentes como Celsia y AES, al igual que EPM por la situación de Hidroituango, se opusieron cuando en el 2018 el Gobierno expidió el decreto 570, con los lineamientos e incentivos para una entrada significativa de generación con fuentes como el viento y el sol.
Para Daniel Romero, director de la Cámara de Grandes Consumidores de Energía y Gas de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), en líneas generales, para la demanda no regulada (diferente a los hogares y pequeños comercios), la subasta fue un éxito también, dado que hay un incremento en la oferta no contemplada bajo el mecanismo de expansión anterior, lo cual puede generar precios de bolsa más bajos y, por ende, mejores posibilidades de encontrar contratos, incluso en el corto plazo, pero después del 2022, fecha de entrada de los proyectos.
FUENTE: EL TIEMPO