En el sector energético un prosumidor es una persona que consume y produce este recurso. Pero a la vez, podría definirse como el usuario del futuro.
Se trata de un modelo en el que una empresa o una persona, luego de hacer uso de la energía durante un lapso determinado, vende el excedente a su operador para que este la redistribuya en la red.
¿Y qué tan fácil es ser un prosumidor en Colombia? De acuerdo con Santiago Ortega, profesor de la Universidad EIA, aunque continúa siendo un poco costoso, cada vez es más sencillo.
Quien quiera introducirse en este modelo de autogeneración debe hacer una considerable inversión inicial que tendrá su recompensa en el mediano plazo. “Estas soluciones están al alcance de una familia de clase media o alta, van desde los 15 o 20 millones de pesos pero con un retorno de inversión de entre seis y siete años”, apunta Ortega.
En concreto, se refiere a lo que puede costar adquirir e instalar paneles solares (dependiendo del consumo del usuario), más la adaptación de un contador bidireccional que mide la energía que se consume y la que se transmite a la red.
Todo esto hace parte del “empoderamiento de los usuarios en el sistema eléctrico”, uno de los apuntes hechos por Christian Jaramillo, director de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), durante el pasado Congreso del Mercado de Energía Mayorista (MEM) realizado en Cartagena, en donde agregó que los clientes del sector energético deben ir más allá de reclamos o quejas y tomar un mayor protagonismo en el mercado.
De hecho, la misma Creg estableció las reglas del juego para la venta de excedentes a pequeña escala mediante la resolución 030 de 2018 que “regula aspectos operativos y comerciales para permitir la integración de la autogeneración a pequeña escala y de la generación distribuida al Sistema Interconectado Nacional, SIN”.
Esta resolución, menciona el documento, “aplica a los autogeneradores a pequeña escala y generadores distribuidos conectados al SIN, a los comercializadores que los atienden, a los operadores de red y transmisores nacionales. También aplica a las conexiones de los autogeneradores a gran escala mayores a 1 MW (Megavatio) y menores o iguales 5 MW”.
Los proyectos crecen
De acuerdo con el más reciente informe sobre certificación de proyectos de Fuentes No Convencionales de Energía (Fnce), elaborado por la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), entre febrero de 2016 y mayo de 2019 se recibieron 613 iniciativas de grandes y pequeños prosumidores.
De este total, 513 corresponden a energía solar, fuente en la que, según Ortega, se encuentra buena parte de los autogeneradores en el país y en el mundo.
Además de todas las propuestas de Fnce recibidas por la Upme, 425 han sido aprobadas, mientras que 81 se encuentran en estudio.
Sumando la capacidad instalada de las iniciativas que tuvieron el visto bueno, la Upme asegura que esta asciende a 2.786.577 MW, destacándose el papel de La Guajira con 1.716,195 MW, Cesar con 486,238 MW, Boyacá con 183,444 MW, mientras que Antioquia contó con 43,403 MW.
Pero esto es solo el comienzo. Jaramillo apunta que, en cuanto a autogeneración “tenemos menos de lo que queremos”, resaltando el deseo que existe en el ente regulador porque esta práctica se convierta en algo que la gente del común empiece a hacer.
Pero, si la inversión inicial para tener un papel activo como generador puede resultar inalcanzable para alguien ¿qué se puede hacer?.
Ortega manifiesta que hay una buena opción. “Muchas veces el usuario no tiene que hacer la inversión, puede hablar con una empresa que tenga una línea de financiación para que monte los paneles solares, haga los estudios y demás pero que , por ejemplo, comprometa a la persona a comprar esa energía por los próximos 20 años”.
En Colombia EPM, por ejemplo, desarrolló una Solución Solar Integral que “incluye la instalación de paneles solares, inversionista, medidor, mantenimiento y trámite de registro del autogenerador ante el operador de red”. Esta línea funciona desde julio pasado y da a los clientes la opción de “vender los excedentes de energía que generen y que no sea consumida”, según apunta la compañía.
Retorno
Aunque hay que esperar seis, siete o hasta diez años para volver a ver el capital destinado inicialmente para ser un prosumidor, hay dos formas en que se plasma esa inversión.
La primera es el ahorro. Según Ana Cecilia Escudero, doctora en Ingeniería y directora de Investigación y Transferencia de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), la inversión inicial es dinero que se deja de pagar gradualmente al convertirse en generador.
“Mes a mes lo que va a pasar es que se va a pagar menos por la factura y ese dinero se recupera en seis o siete años. Después de ese lapso ya todo es ganancia”, destaca, y seguido a ello explica que esta demora en la retribución se basa en que la tarifa a la que se compra la energía en el país no es tan costosa.
En ese sentido, luego de recuperar el dinero inicial y empezar a ganar, Ortega pone un ejemplo: “La energía se compra a un precio fijo. Cuando uno mira la tarifa le cobran generación, transmisión, distribución, pérdidas, restricción y comercialización, cada una va a parar un fin distinto. “Cuando se vende energía de vuelta a la red el operador le reconoce todo menos comercialización , porque ellos son quienes lo hacen”, concluye.
Y al ser consultada sobre cómo sería la proporción entre lo que podría comprar y luego obtener un prosumidor por devolver electricidad a la red, Escudero explica que “este es un esquema por crédito. Los autogeneradores van teniendo un saldo acumulado que cuando utilizan, se les descuenta”.
“Si genera menos de lo que consume, le toca pagar por lo que quedó faltando. Pero si consume menos, y entrega energía a la red, queda adelantado un saldo para la próxima factura, es un esquema de crédito, un balance sobre el consumo propio”, adhiere.
Si bien esta es una práctica en la que los expertos consultados coinciden que está creciendo en el país, hay problemas para su masificación.
Escudero dice, por ejemplo, que en investigaciones de la UPB se ha evidenciado que en algunas ocasiones, por no cumplir con los requisitos a causa de costos, tiempos y normatividad, las personas se decantan por continuar como consumidores pasivos o algo preocupante “se vuelven prosumidores por fuera de la reglamentación”, algo “ilegal pero muy difícil de detectar”.
Buenas perspectivas
Pero más allá de los problemas y retos que puedan existir, el papel activo de los usuarios en el sistema eléctrico colombiano es clave en la transformación energética.
Por ejemplo, en el Congreso MEM, María Fernanda Suárez, ministra de Minas y Energía, aseguró que los agentes del sector tienen la oportunidad de reinventarse y aprovechar las nuevas oportunidades de negocios.
Por ello mencionó la estrategia ‘3D’: Descarbonización, digitalización y descentralización. Allí destacó que será clave el rol de los prosumidores, quienes harán parte de una cadena que también pasa por la generación, transmisión y distribución de energía. La meta es que los autogeneradores nacionales tengan cada vez más protagonismo.
FUENTE: EL COLOMBIANO