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    ISA cumple medio siglo de llevar más que energía a Colombia

    Luego de años de discusiones, el 14 de septiembre de 1967, en la Notaría Octava de Bogotá, se legalizó la creación de Interconexión Eléctrica S.A. (ISA). Empezó a operar con tres profesionales, una secretaria y un mensajero, en una oficina de la capital. Su case inicial fue de 5 millones de pesos de la época y cuatro electrificadoras regionales como socias, no muy convencidas, entre ellas Empresas Públicas de Medellín (EPM).

    Pero no tuvieron de otra, ante la presión del presidente Carlos Lleras Restrepo. Urgía enlazar las entonces precarias redes de energía de Bogotá, Medellín, Cali y Caldas y planear el desarrollo de más fuentes de generación y el sistema eléctrico nacional. Una tarea titánica.

    “Los accionistas debían poner la plata para hacer las obras que quisieran estar haciendo ellos mismos. O sea, que entre ISA y los accionistas había una relación de competencia. Esto llevó siempre a enfrentamientos y a demoras en los pagos”, escribió Germán Jaramillo Olano, gerente de la empresa de 1974 a 1983, en sus memorias “La integración eléctrica en Colombia”.

    Luego de medio siglo, esa empresa creada a regañadientes y con sede principal en la capital antioqueña desde 1978, pasó a ser una multilatina con 3.786 empleados, presente en ocho países.

    Mediante 33 filiales despliega operaciones en cuatro negocios, tan lineales como complementarios: transporte de electricidad, con 42.064 kilómetros de redes (12.105 km en Colombia), 11 veces la distancia entre Medellín y Nueva York; telecomunicaciones, desde 1998, gracias a un despliegue continental de 48.866 kilómetros de fibra óptica, inicialmente sobre redes de energía; concesiones viales, a partir de 2010, y ya tiene a cargo 907 km de carreteras en Chile; y desde 2011, la gestión de sistemas en tiempo real, a partir de la experticia ganada por su filial XM, operador del mercado eléctrico colombiano.

    Con todo, ISA es más que torres y cables de alta tensión, como se creería, y administra activos que suman más de 41,66 billones de pesos y tiene la responsabilidad de hacer rentable un patrimonio de 10,11 billones de 38 mil accionistas, el mayor de ellos, la Nación, con 51,41 %. De sus socios originales se mantienen EPM (10,17 %) y la Empresa de Energía de Bogotá (1,67 %, que están en venta).

    Alto voltaje para resistir

    Pero esas magnitudes y crecimiento exponencial no fue solo cargar mulas con postes, varillas y cables para subir empinadas montañas de Colombia, elevar torres de energía y extender líneas de alto voltaje.

    En sus inicios, ISA tuvo la doble responsabilidad de ampliar la telaraña de redes eléctricas, al tiempo que debió identificar y modelar las futuras fuentes de generación de energía, hoy realidad, en centrales hidroeléctricas como el Guavio (Cundinamarca), San Carlos (Antioquia), Betania (Huila) y Urrá (Córdoba).

    Su primer gran proyecto fue la hidroeléctrica de El Guavio (Boyacá) con sus 1.000 megavatios (MW) de capacidad instalada. Se construyó entre 1970 y 1982, luego de conseguirse prestados buena parte de los 395 millones de dólares que costó con la banca multilateral. Antes de privatizarla el Gobierno, fue uno de las mayores fuentes de ingresos, a la que se sumó la central de San Carlos, en el Oriente antioqueño.

    Pero de esa labor de arquitecto del sistema eléctrico nacional poco sabían los colombianos hasta el racionamiento entre marzo de 1992 y abril de 1993 Y se sumó el escándalo de las barcazas de generación que nunca prendieron.

    Fue la época más difícil que ha vivido ISA y la consecuencia directa de una crisis financiera del sector eléctrico incubada desde años atrás, pero también de la empresa, a falta de aportes de sus socios y de la Nación, que pasó a ser su mayor propietaria en 1991.

    “Ahora, ¿qué hacemos?”

    Superado el apagón, la consecuente reestructuración institucional y legal del sector eléctrico dejaron a ISA sin su función de planeador del desarrollo eléctrico, que pasó al Ministerio de Minas y Energía.

    De paso, se aprobó la escisión de sus 2.672 MV de activos de generación en Isagén, que comenzó a escribir su historia desde mayo de 1995. A ISA le quedó solo el negocio de la transmisión de energía.

    “Son muy pocas las empresas que tiene capacidad de adaptarse y permanecer. ISA siempre supo hacerlo con una visión de echar para adelante (...). Para crecer, teníamos un grupo humano excelente, buscamos la solidez financiera y comenzamos a soñar la expansión internacional”, recordó en extenso diálogo con EL COLOMBIANO Javier Gutiérrez Pemberthy, quien estuvo vinculado a ISA durante 32 años, los últimos 13 como gerente, hasta enero de 2007.

    A crecer, se dijo...

    Con una visión clara, un equipo técnico de alto nivel y manteniendo a raya todo intento de injerencia política en su funcionamiento, ISA comenzó una serie de jugadas maestras en las últimas dos décadas.

    Para consolidar su negocio de transmisión en Colombia, adquirió Transelca en 1998, transportadora de energía de la Costa Atlántica, mediante una suma de créditos con la banca nacional y extranjera.

    Luego incursionó en el mercado de capitales con emisión de bonos de deuda para apalancar su crecimiento, luego hizo la primera democratización a gran escala en la Bolsa de Valores de Colombia al ofertar 24,34 % de su propiedad en 2000 y 2002, con lo que obtuvo 228 mil millones de pesos, y más que eso, sumó en su momento más de 90 mil colombianos como dueños y una política de rendición de cuentas y gobierno corporativo. Otro seguro de transparencia

    El programa “ISA acciones para todos” puso a maletear a Gutiérrez para convencer a los colombianos de comprar una acción a 850 pesos, que año a año ha dado dividendos y que alcanzó un máximo de 14.600 pesos en octubre de 2010 y hoy se negocia desde 13.400.

    Con su ingreso a Perú, en 2001, comenzó a consolidarse como el mayor transportador de energía de Latinoamérica y mostró el camino de la internacionalización a otros jugadores del sector. Luego, en 2003, entró a Bolivia, en 2006 se hizo al control de CTEEP en Sao Paulo (Brasil), en 2012 concretó el anhelado ingreso al mercado chileno. Y este año amplió su huella en Brasil como socio en Taesa, una de las mayores transportadoras de energía. Y hay más países en el radar (ver nota anexa),

    Con la diversificación de negocios y geografías, un modelo gerencial afinado, con lecciones aprendidas y sin los apuros de los primeros años, el conglomerado continúa su crecimiento de manera silenciosa. “Uno aprende aquí que si la gente no habla de ISA, es porque estamos haciendo bien la tarea”, concluyó Víctor Manuel Díez, ingeniero electricista vinculado a la compañía hace dos décadas.

    Fuente: http://www.elcolombiano.com/negocios/empresas/isa-50-anos-de-pulso-y-llevar-mas-que-energia-GA7301585

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