Indudablemente, la energía es un impulsor clave en el desarrollo de la humanidad, por ello, los cambios que se presentan hoy día generarán impactos en todas las sociedades. Actualmente, nos encontramos frente a una nueva ecuación que pone a la industria de energía en un nuevo paradigma, el cual requiere que la industria sea más ágil, conectada y colaborativa tras la implementación de cambios fundamentales en sus actuales modelos de negocio.
Así pues: el aumento de las energías renovables, los recursos de energía distribuida, la electrificación del transporte, los nuevos consumidores de energía, la eficiencia energética y la compañía de energía digital serán las nuevas realidades, pero ¿somos conscientes de todos estos cambios?
Hay que tener claro que la multiplicación de las energías renovables es una realidad en muchos países del mundo y en tan solo una década, el despliegue mundial de estas ha pasado de menos de US$20.000 millones a $300.000 millones al año, representando cerca de 1/3 del mercado mundial de infraestructura direccionable.
El potencial de Colombia para la generación de energías es inmenso, sin embargo, hoy representa menos de 3% de la generación total nacional lo cual es muy poco comparado con países como Noruega. La necesidad de descarbonizar el modelo de potencia está impulsando el despliegue de energías renovables, particularmente eólica y solar, para absorber 2/3 de las futuras inversiones de generación eléctrica. De igual manera, la transición hacia un sistema energético basado en tecnologías renovables tendrá efectos positivos en la disminución de enfermedades como el dengue, la malaria o la desnutrición, y en el cambio climático con la reducción de emisiones de CO2.
El impacto de los procesos digitales ha logrado influenciar a nivel individual a los consumidores del sector, lo cual, propone un cambio en las empresas de servicios de energía, convirtiéndose en proveedores de energías bidireccionales, distribuidas y difusas.
Los nuevos consumidores, mucho más activos desde el punto de vista tanto del ahorro, como de su capacidad para generar electricidad, pueden administrar y tener una mejor visualización del consumo de energía realizado a partir de medidores inteligentes y el uso del IoT, lo que reitera que la transformación digital va más allá de la tecnología y requiere un cambio cultural.
En Colombia, todas estas realidades son cada vez más tangibles y se espera que dentro de ocho años 95% de los usuarios del servicio de energía eléctrica del país, un poco más de 11 millones incluyendo los que están en zonas por fuera del Sistema Interconectado Nacional (SIN), tengan instalado un sistema de medición avanzado donde puedan desconectarse, conectarse y limitar el suministro al usuario, así como facilitar la prevención y detección de todo tipo de fraudes.
Por esto, creemos que, para crear una ventaja verdaderamente competitiva, los proveedores de energía deberán iniciar con cambios sostenibles que vayan más allá de la tecnología; creando una cultura que pone a las personas-clientes, trabajadores y socios en el centro.
El tiempo es crítico: la construcción de nuevas capacidades frente a las nuevas tendencias debe ser la apuesta actual si se desea continuar brindando servicios eficientes en el largo plazo pues hay que reconocer que todo lo que alguna vez pensamos imposible es cada vez más real gracias a la continua evolución de la innovación tecnológica.
Fuente: La República