El pasado viernes 5 de abril se aprobó el Real Decreto ley 244/2019 por el que se regulan las condiciones administrativas, técnicas y económicas del autoconsumo de energía eléctrica. Como su nombre indica, la norma está pensada para regular el autoconsumo eléctrico en detalle, simplificarlo y flexibilizarlo y, en definitiva, promoverlo y darle estabilidad.
La aprobación de este decreto significa una clara muestra del apoyo y promoción que el Ejecutivo quiere dar al autoabastecimiento –especialmente en fuentes renovables–, y que persigue diferentes objetivos, como la sustitución de generación contaminante, el cumplimiento de los objetivos de energía final consumida de origen renovable, una mayor electrificación de la economía, una disminución del precio de la energía, así como dar alternativas de suministro al consumidor que busca cierta independencia energética.
El Real Decreto Ley 15/2018 sentó las bases de la norma que ahora ve la luz, estableciendo las líneas maestras en cuanto a modalidades de autoconsumo, instalaciones próximas, liberalizando el autoconsumo de cargos y peajes –lo que se denominaba impuesto al sol–, simplificando el registro e inscripción, promoviendo mecanismos de compensación simplificada, eximiendo de permisos de acceso y conexión, etc. No obstante, preveía la necesidad de un desarrollo reglamentario con la finalidad de regular las condiciones administrativas y técnicas del autoconsumo, que ahora se materializa con la entrada en vigor de la nueva norma.
En el nuevo Real Decreto hay ya dos aspectos que, a pesar del poco tiempo transcurrido desde la aprobación y posterior publicación, ya destacan como medidas relevantes y diferenciales: el balance neto –también conocido como modelos de compensación– y el autoconsumo colectivo. Ambas medidas deberían empujar a la instalación de plantas para autoabastecerse tanto a viviendas particulares, como también a comunidades de vecinos, urbanizaciones, o centros comerciales, entre otros.
En la decisión de implantar o no autoconsumo, el factor decisorio no solo será económico. Habrá que sopesar los números exactos en cuanto a inversión a realizar, ahorro previsto, retorno de la inversión y plazo de recuperación. Para las compañías es evidente que la apuesta será una decisión empresarial y muchas le verán el sentido económico, pero será también una decisión relevante a efectos de imagen, marketing y RSC.
¿Y para los particulares? Las cifras a invertir pueden estar alrededor de 5.000 o 6.000 euros a recuperar en 6 o 7 años. Por ello, la búsqueda de una mayor autonomía e independencia eléctrica y la convicción en las fuentes renovables en pos de una descarbonización de la economía serán relevantes, pero el componente económico tendrá mucho peso. Será por tanto importante que las administraciones sigan con su labor didáctica y de promoción de las energías renovables, apoyando la instalación de plantas de autoabastecimiento con programas de ayudas o subvenciones y, también, que en el sector privado se ofrezcan productos interesantes que ayuden a la financiación de los particulares.
En caso de éxito absoluto, nos encontraremos en un escenario donde el peso de las distribuidoras y grandes eléctricas deberá cambiar y surgirán nuevas oportunidades, no únicamente de distribuir o vender energía sino de prestar servicios alrededor de esta. Los consumidores y productores estarán interconectados, y los primeros producirán, colaborarán y compartirán energía con una mayor autonomía. Si se da este contexto, será el inicio de un modelo disruptivo en el sector energético, como ya ha pasado en otros sectores.
Las estimaciones de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) prevén la instalación de unos 400 MW de autoconsumo al año. Para ponerlo en perspectiva, convendría que se instalaran 5.000 MW al año (contando no solo autoconsumo sino cualquier otro tipo de instalación renovable) para alcanzar en el año 2030 el objetivo de que el 35% de la energía final consumida provenga de las energías renovables.
Esta nueva norma regula un instrumento que favorece abiertamente el autoconsumo sin obstáculos o barreras jurídicas, administrativas o económicas. El sector privado tiene ahora una oportunidad de oro para aprovechar las herramientas disponibles en aras de una máxima implantación de fuentes renovables y de autoconsumo en España. Solo así, se alcanzarán los objetivos previstos con esta nueva norma.
Es el momento, por tanto, de que los particulares, instaladores, promotores, y comercializadoras eléctricas, sepan configurar un modelo jurídico y financiero ventajoso paras todas las partes y que permita aprovechar la ventana de oportunidad que se abre.
El éxito del autoconsumo, como su nombre indica, depende ahora de nosotros.
Javier Olmos es Socio Responsable del Área de Energía del bufete Rousaud Costas Duran (RCD)