Así, la posible demora en la entrada en operación hasta después del 2023 de las 18 iniciativas, que abarcan todas las fuentes de generación (convencionales y renovables no convencionales), producto de las subastas de Cargo por Confiabilidad y Contratos de Largo Plazo del 2019, llevaría a que las empresas seleccionadas con asignación no puedan atender el compromiso por espacio de 12 meses (a partir de finales del 2021).
La razón, solo comenzarían a entregar corriente al Sistema Interconectado Nacional (SIN), desde el 2023, incluso varias de ellas lo harían en el 2024 y 2025.
“En el supuesto que Hidroituango entre con un año de retraso, lo mismo que los 14 proyectos de generación limpia (cinco solares y nueve eólicos), así como Termosolo I, y todos los demás con asignaciones ingresen a tiempo, la diferencia de energía es de 3.290 gigavatios hora año (GWh/año), lo que equivale a un déficit de capacidad instalada de 537 megavatios (MW) y utilizando un parque de generación del 70%”, explicó Alejandro Castañeda, director ejecutivo de Andeg.
Para el líder gremial, la entrada a tiempo de Hidroituango sería la tabla de salvación para tener holgura en el abastecimiento de la nueva demanda, “por esto es necesario que haya claridad sobre la fecha en el incio en operación de la megaobra.
Agregó que, los 14 proyectos de Fuentes no Convencionales de Energía renovable (FNCER), no representan por sus asignaciones y su naturaleza una fuente confiable y abundante de energía firme para abastecer la creciente demanda.
Así, las asignaciones de OEF a plantas existentes se convertirían en el soporte de la confiabilidad del sistema eléctrico en Colombia.
Al respecto, Castañeda señaló que, la energía asignada actualmente podría cubrir hasta un 60% del déficit estimado por el retraso en la entrada de proyectos programados en el periodo 2021-2022. Y las plantas térmicas existentes tienen OEF sin asignar que podría contribuir a mitigar el faltante de energía y aportar entre el 30-40% el faltante identificado.
“La entrada de proyectos térmicos como el cierre de ciclo de Termocandelaria y Tesorito, principalmente, representa una garantía para el abastecimiento confiable de la demanda en el corto y mediano plazo, frente a cualquier escenario de retraso de Hidroituango”, dijo Castañeda.
Para el líder gremial, es necesario evaluar la norma del cargo por confiabilidad para activar mecanismos como las subastas de reconfiguración para atender la creciente la demanda.
Al indagar con el viceministro de Energía, Miguel Lotero de la situación, señaló que actualmente no están visualizando un déficit de energía para las vigencias 2021-2022, y 2022-2023.
“La Creg definió algunos incentivos para la entrada de los proyectos adjudicados en la Subasta de Cargo por Confiabilidad de 2019, y a la fecha varias plantas de generación se han acogido a ellos, y por lo tanto estamos contando actualmente con la energía firme que se requiere para esa vigencia, desde ahora”, dijo el funcionario.
Agregó que, la regulación del cargo por confiabilidad contempla mecanismos de seguridad adicionales como las subastas de reconfiguración realizadas en 2019 y 2020, que permiten facilitar el abastecimiento de la demanda en condiciones críticas y el cumplimiento de las asignaciones de los generadores, en caso de posibles retrasos en la entrada en operación.
Para Lotero, además de las subastas de reconfiguración, están el mercado secundario, la demanda desconectable voluntariamente, y los activos de generación de última instancia.
Cabe recordar que un artículo que hace parte del proyecto de ley de Transición Energética que cursa en el Legislativo, le permitiría al Gobierno declarar la emergencia energética, salvavidas que le permitiría mantener a flote el sistema eléctrico del país.