A pesar del potencial hídrico y de la necesidad de asegurar el abastecimiento eléctrico futuro, los nuevos proyectos hidroeléctricos enfrentan dificultades. Debe garantizarse el marco institucional para su ejecución.
En Colombia, durante los últimos años (y con una creciente virulencia) se ha venido generando, a nivel de ciertos grupos y comunidades, una serie de actitudes y posturas que ponen en riesgo el desarrollo económico y social de los territorios y el del país en general.
En particular, el avance de nuevos proyectos (que son vitales para el progreso de la Nación) en sectores como el minero, el petrolero, el eléctrico y el de infraestructura, cada día encuentra nuevas trabas derivadas de los cambios en las reglas de juego institucionales y de los mecanismos de participación y consulta a las comunidades.
Una de las actividades que enfrenta serias dificultades es la generación de energía a través de la puesta en marcha de nuevas hidroeléctricas. Este hecho pone en riesgo la confiabilidad del sistema eléctrico nacional y el abastecimiento futuro de la energía eléctrica que requieren los hogares y las empresas.
Según un reciente artículo publicado en las páginas económicas de EL COLOMBIANO, a partir de 2018 el país va a requerir contar (de cara a mediados de la próxima década) con nuevas fuentes de generación de energía eléctrica.
Sin embargo, y aunque muchos ven en las energías renovables no convencionales una fuente de abastecimiento, Jorge Valencia, director de la Unidad de Planeación Minero-Energética (Upme), señala que en los países desarrollados, en donde este tipo de energía tiene mayor penetración, “han advertido que estas no reemplazan la generación con fuentes tradicionales, sino que son un complemento y un soporte”.
Frente a esta realidad, el funcionario concluye que, para garantizar la confiabilidad del sistema eléctrico nacional, no se puede estigmatizar a las hidroeléctricas.
Es conocido que somos un país privilegiado en materia de precipitación pluvial y que cuenta con condiciones naturales para la generación de energía mediante hidroeléctricas, bien a través de proyectos con embalses o a filo de agua (sin embalse).
Antioquia, en particular, es una región en donde existe un alto potencial para el desarrollo de nuevos proyectos hidroeléctricos
Un aprovechamiento adecuado y sostenible ambientalmente de nuestra riqueza natural no solo garantizaría el abastecimiento interno de energía eléctrica sino que generaría excedentes que se podrían exportar a diversos países latinoamericanos.
Este tipo de desarrollo se convierte entonces en fuente de riqueza y bienestar para los pobladores de los territorios en donde se ubiquen los proyectos y de todos los colombianos.
Sin embargo, al hacerse un inventario de potenciales proyectos de generación hídrica de energía se encuentra que la mayoría de estos están “atascados”. Solo uno, que es iniciativa de Celsia en el Oriente Antioqueño, tiene el panorama relativamente despejado.
Los obstáculos que actualmente se presentan para concretar los proyectos tienen que ver con: los problemas y las demoras en el licenciamiento ambiental, las fallas en la reglamentación de las consultas con las comunidades y las dificultades que se tienen en la gestión predial.
A esto se le agrega una mayor oposición a las hidroeléctricas, unas expectativas desmedidas de las comunidades sobre la inversión de los proyectos en los territorios y los crecientes cuestionamientos a eventuales impactos ambientales.
Dada la creciente incertidumbre que se está generando alrededor de la puesta en marcha de nuevas hidroeléctricas (las cuales el país necesita para asegurar su abastecimiento eléctrico) y el importante potencial de progreso que estos proyectos representan, deberían asegurarse las condiciones institucionales que garanticen su concreción.
Fuente: http://www.elcolombiano.com/opinion/editoriales/hidroelectricas-en-riesgo-JL7184795