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    ¿Estamos listos para electrizarnos?

    Dicen que reemplazarán a los de combustión. Y no es lo único que se escucha. Sobre los carros eléctricos aún se tejen una cantidad de ideas, unas verdaderas y otras falsas, que van desvirtuándose en la medida en que estos modelos se hacen más populares.

    Aprovechando el lanzamiento de nuevos modelos con este tipo de configuración en el mercado nacional, como Renault Zoe, Nissan Leaf, BMW i3, Renault Twizy, BYD F5, Renault Kangoo, Kia Soul EV y Mitsubishi i-Miev, le contamos nueve mitos y realidades de los vehículos movidos por alimentación mediante el uso de la energía eléctrica.

    1. Que no “andan”
    Como pudimos comprobarlo en la reciente prueba de ruta del Renault ZOE, un carro eléctrico tiene una aceleración inmediata, gracias a que entrega el torque de manera instantánea y a que no precisan de una caja de cambios convencional para aumentar paulatinamente la velocidad. Sube y sobrepasa sin ningún problema. Eso sí, el fondo, o sea la velocidad máxima, sí está limitada porque la vocación de estos carros es la de un rodaje tranquilo. Son un medio de transporte para ir de un punto A a un punto B, no un carro deportivo. La salvedad la tiene por ahora Tesla, una marca de carros eléctricos de elevadas prestaciones capaces de alcanzar 200 km/h, pero su difusión mundial es muy limitada.

    2. La autonomía
    Sobre este tema hay tanto de largo como de ancho. El fabricante establece un recorrido promedio con una carga, basado en unas mediciones de estándares internacionales (NEDC en Europa y EPA en Norteamérica). Pero esto no es una certeza completa, es solo un promedio. El que el carro sea capaz de recorrer más o menos kilómetros depende mucho de la utilización que se le dé al vehículo. Si solo se utiliza, por ejemplo, para subir, la carga se gastará más rápidamente. Si nos gusta marchar a buena velocidad, con el acelerador a fondo, también nos durará menos la batería. Pero, en cambio, si hacemos un uso racional del pedal de aceleración, sabemos rodar en plano desacelerando para cargar la batería o bajamos por la misma loma que subimos, podemos lograr que la batería se recargue y nos de unos kilómetros extra. Si bien no se puede viajar en un trayecto como Bogotá-Medellín sin recargar, ya se han hecho pruebas entre Medellín y Armenia con una sola carga.

    3. ¿Qué pasa con la batería?
    El corazón de un carro eléctrico, sin duda, es la batería. Es una unidad de iones de litio que se recarga mediante ciclos. Pero esta batería tiene una vida útil. En el caso del ZOE, por ejemplo, está estimada entre unos 12 a 14 años. La idea es que cada vez sea menos costosa, pues hoy en día vale casi el 30% del valor del carro, pero al masificarse su uso estos costos pueden reducirse sensiblemente, incluso, se habla de que en el futuro podría tener el mismo valor remplazar una batería que reparar un motor (hoy en día este costo es de unos tres a cinco millones de pesos si se hace completo y en un sitio reconocido). Por eso no es tan mala idea invertir en un carro eléctrico pensando a futuro.

    4. El mantenimiento
    Lo primero de lo que hay que olvidarse con un vehículo eléctrico, es de ponerle gasolina. Ahí radica su principal ahorro. Tampoco hay que hacerle cambios de aceite al motor ni de correas de repartición o una afinación. La unidad de potencia (así se llama el motor), no tiene muchas piezas y por ende su duración es muy prolongada, casi como la de las máquinas estacionarias o, por qué no, un electrodoméstico de uso casero. Estimaciones hechas por Sofasa Renault para el mantenimiento del ZOE, indican que este podría ser un 40 % más económico que su equivalente de gasolina.

    5. Ahorro
    Un carro eléctrico trabaja con el 20 o 25 % de la energía por kilómetro que utiliza un motor térmico, algo así como 500 pesos por kilowatio, lo que indica que con unos 11.000 pesos puede recorrer unos 200 kilómetros, mientras que en una carga de combustible fósil como la gasolina el gasto se incrementa unas cuatro o cinco veces según el tamaño del motor. Entonces, el usuario sí verá reflejado un incremento en el costo de los servicios públicos, pero nunca será tan onerosos como los de cada tanqueada con gasolina.

    6. El tiempo de carga
    Esto es relativo. Un carro eléctrico puede tardar en cargar según la fuente de la que obtenga la energía. Esta carga total desde cero puede demorar entre dos horas y media o hasta 24 horas. Si se carga como un celular, en un toma de 110 voltios, tardará casi un día, mientras que si lo llevamos a una estación de carga como las que han instalado en los centros comerciales, el tiempo será sensiblemente menor, pues recibe la carga desde un toma de 400 voltios. En Medellín hay 17 estaciones de carga en este momento y funcionan con una tarjeta de pago proporcionada por Epm.

    7. La regeneración de energía
    Hay dos maneras de que los carros eléctricos recuperen la energía que han ido perdiendo. Una es mediante el frenado regenerativo, es decir que al oprimir el pedal del freno se produce un efecto que carga la batería y la otra es al desacelerar en plano o en un descenso. El movimiento de las ruedas se convierte, de energía cinética a eléctrica. Entonces, un carro eléctrico puede alimentar su batería sin necesidad de cargarla cuando se necesite (y se pueda) en carretera.

    8. Los precios
    Un eléctrico es sensiblemente más costoso que su par a gasolina, pero esto es en el precio final, porque en costos de mantenimiento y operación esta ecuación se equilibra. La idea de los comercializadores es que, en la medida en que vayan ingresando más vehículos al mercado y haya más subsidios, estos sean asequibles.

    Fuente: EL COLOMBIANO

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