“La industria de la energía eléctrica ha sufrido más revoluciones en los últimos cinco años que en sus cien años anteriores. Durante mucho tiempo fue bastante estable, hasta que se dio la convergencia entre ésta y la digitalización”, dijo Jean-Pascal Tricoire, presidente y CEO de Schneider Electric al inaugurar su Innovation Summit North America en Atlanta, Estados Unidos.
Lo que sucede es que hoy un sector afecta al otro y viceversa. La tecnología depende de la electricidad para poder funcionar, pero la energía también requiere de la tecnología para ser tanto producida como consumida de la manera más eficiente, suficiente y responsable posible.
“Vemos cambios en (la industria de) la energía que la llevarán a ser mucho más digitalizada, con menos carbono y más descentralización”, comentó en entrevista Kevin Self, vicepresidente senior de estrategia, negocios, desarrollo y relaciones gubernamentales de la firma.
“Lo que más nos llama la atención es que esto ha sido impulsado por los consumidores y clientes, por que la forma en la que se hacían las cosas tradicionalmente ya no es aplicable o no les ofrece las soluciones que necesitan”, agregó.
Durante el Innovation Summit de Schneider en Atlanta, Tec Review tuvo la oportunidad de platicar con expertos en ambas materias y estas fueron las tendencias y retos que destacaron.
El beneficio de la energía resiliente
Los expertos consultados por Tec Review coincidieron en que este tipo de sistemas, los de redes de borde, microrredes o redes compartidas, permiten tener una energía más resiliente, es decir, capaz de adaptarse a diferentes cambios y desafíos.
Un gran ejemplo de las bondades de la energía resiliente es el de uso de sistemas descentralizados en casos de emergencia, por ejemplo, de desastres naturales.
“En estos casos, lo primero es desbloquear las rutas para asegurarse de que los rescatistas y la ayuda puedan llegar. Lo segundo es contar con energía para permitirles trabajar, para poder ubicar a las personas en el lugar de desastre, así que la energía es crucial”, consideró Tricoire, y la forma más rápida de dar respuesta a esta necesidad es con estos sistemas.
Así, “imagino las redes compartidas del futuro compuestas por varias micro redes independientes pero vinculadas y que comparten entre sí la energía cuando se requiere. Y si un desastre ocurre y alguna de estas falla, aquellas que la rodean pueden ayudarles y brindarles electricidad”, explicó Kevin Self.
Esto ya está sucediendo en algunas comunidades y Schneider anticipa que se hará cada vez más popular en Norteamérica en la próxima década.
La necesidad de seguridad
En la industria de la energía eléctrica, se está aceptando toda esta tecnología, “pero apenas es considerado el riesgo que conlleva la digitalización de la misma”, dijo Justin Fier, director de ciberinteligencia y analíticas en Darktrace. “Estamos dando puertas de entrada a todo tipo de amenazas, si tiene una dirección IP, se debe considerar vulnerable”.
En ese sentido, Fier urgió a los actores de esta industria el pensar en las implicaciones de seguridad de implementar estas tecnologías, no para que las evitemos o frenemos, sino para poder evitarlas y saber actuar en caso de ataque.
“Cuando hablamos de resiliencia pensamos básicamente en que no nos quedemos sin luz en un momento crucial, como en el caso de un terremoto o huracán, como lo comente antes. Pero es muy importante hablar también de la seguridad informática, todo es hackeable”, agregó.
“En un mundo conectado, la buena noticia es esa: que todo está conectado y es permite hacer infinidad de cosas, la mala es que también hay ‘malos jugadores’ por ahí que pueden buscar tener un impacto negativo. Por ejemplo, si un cibercriminal quisiera afectar de manera importante a una organización, incluso de gobierno, puede atacar su red eléctrica y dejarlo sin Luz. Hace poco hicimos una investigación y descubrimos que hay unos 17 puntos en la red eléctrica estadounidenses que, si se llegan a afectar, paralizarán al país”.
Los expertos coincidieron en que por ello uno de los retos más importantes para la industria actualmente es el de mantener la seguridad de las redes de energía.
La urgencia de un mundo más ‘verde’
Las empresas ‘verdes’, es decir, aquellas preocupadas por el medio ambiente y comprometidas con protegerlo, son cada día más. Y si de hacer todo tipo de procesos más amigables con el planeta se trata, una de las primeras opciones que vienen a la mente es la de disminuir el consumo de energías no renovables o aumentar el de las renovables.
“Cada vez que uno de nuestros clientes quiere ‘limpiar’ alguno de sus procesos o de la industria, van a la electricidad”, aseguró Tricoire.
Self consideró por su parte que más una tendencia, hacer de la energía algo más verde se trata de una urgencia, ya que los diferentes actores que participan en esta industria “saben que el problema del clima es real, está demostrado con ciencia sólida y por ello buscan disminuir la generación carbono, utilizar fuentes renovables y establecer objetivos cero emisiones”.
La búsqueda por la descentralización de la energía
Desde hace décadas la mayor parte de la energía se ha producido en sistemas centralizados, un ciclo que comienza en las grandes centrales de producción desde donde, una vez generado, el recurso debe ser transportado a centros de distribución y desde ahí, viajar a su destino final, como hogares, sedes de diversas organizaciones y cualquier otro lugar en el que sea necesario.
De acuerdo con Schneider, todo este recorrido desde el punto de generación hasta el de consumo supone un derroche de más del 50% de la energía, así como altos costos e importantes emisiones de gases de efecto invernadero.
“Todo el paradigma de la electricidad eran grandes centrales eléctricas, grandes redes de distribución. El paradigma ahora es descentralizar la energía dando paso a ahorros significativos y cambios amigables con el medio ambiente al empujar el punto de generación lo más cerca posible al lugar de consumo”, explicó Jean-Pascal Tricoire.
“Lo que debemos hacer es generar energía alimentada por fuentes renovables, mejorar la producción, el almacenamiento y aprovechar la digitalización para lograrlo”, añadió. “Pensar, ¿cómo puedo producir o consumir mejor mi energía?’, y luego aplicar tecnología”.
El acercamiento entre donde se genera la electricidad y donde se consume, se puede dar a través de tres caminos: el de redes de borde, el de microrredes y el de redes compartidas.
Lo que sucede aquí es que individuos, comunidades o localidades pueden hacerse responsables tanto de su generación como de su uso de energía, “se convierten en productores, consumidores y están involucrados en todo el proceso”, dijo el CEO de Schneider.
“Esto no solo implica beneficios para la economía y el medio ambiente, sino para la sociedad”; destacó Karen Morgan, presidente y CEO de Dynamic Energy Networks. “Además convierte un proceso tradicionalmente unidireccional, en bidireccional, ya que si se genera energía no solo puede consumirse, sino también venderse”.
FUENTE: TECREVIEW