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    Gobierno busca acuerdo multipartidario para que uruguayos demanden más electricidad

    El gobierno trabaja en la elaboración de un nuevo acuerdo multipartidario de política energética que ponga el foco en las tendencias y los desafíos del sector en las próximas décadas.

    Los tres objetivos principales de la actual administración son por un lado, enfrentar la “falta de calce” que hoy existe entre la oferta y demanda de energía, mejorar la rigidez de los costos y lograr incidir en el comportamiento de los uruguayos a partir de la electrificación de la demanda.

    Así lo afirmó el director nacional de Energía del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), Fitzgerald Cantero, en el marco de un evento organizado por la Cámara de Comercio e Industria Uruguayo-Alemana.

    De acuerdo con el director, hay cuatro orígenes diferentes que explican el “gran descalce” entre la oferta y la demanda de generación de energía que existe en el país. El primero refiere a que las generaciones eólicas y fotovoltaicas dependen de dos variables ambientales que quedan “por fuera del control”, lo que lleva a que la evolución horaria de la demanda de energía eléctrica “no se corresponda con el perfil de generación”.

    El segundo origen refiere, según Cantero, a la necesidad de contar con un exceso de capacidad para enfrentar eventuales escenarios de sequía así como evitar los excedentes de energía cuando llueva demasiado. De acuerdo con el director de Energía, los excedentes energéticos que tiene el país hoy y que no puede aprovechar, no pueden ser destinados a abastecer una demanda de carácter estructural. “Si por ejemplo un sector productivo basara su actividad en esa energía excedente cuando hubiera sequía entonces tendría que cerrar”, explicó el jerarca.

    Como tercer origen, Cantero alertó de la “sobrecontratación (de recursos) de generación”. Sobre este punto manifestó que si bien el acuerdo multipartidario alcanzado en 2010 preveía entre 300 y 500 megavatios hora (MWh) de energía eólica, entre contratos de privados y los parques eólicos de UTE, se agregaron 1.500 MWh aproximadamente, sin incluir lo generado por Montes del Plata y las plantas fotovoltaicas.

    “Este problema además se ve agravado por el compromiso derivado del contrato que suscribió el gobierno anterior” con UPM, “por el cual se comprometió a comprar el 100% de la energía que resultara como excedente del proceso productivo de esta segunda planta, durante 20 años. Sin importar, si la necesita a esa energía o no”, manifestó el jerarca.

    En este sentido, Cantero dijo que la paramétrica indica que el precio por MWh rondará los US$ 72,50 en el año 2024. A su vez, se estima que la energía que aportará la segunda planta de UPM representa el 8% de la oferta actual. “Si a esto se le hubiera agregado la regasificadora, que claramente presuponía una generación eléctrica térmica en base a gas, la situación se habría vuelto extremadamente difícil de manejar”, explicó el director.

    El cuarto factor que incide en el descalce es el “creciente peso” de la generación de energía privada para autoconsumo, que ya alcanza el 12% de la oferta total del país.

    “El exceso de oferta se ve agravado por los precios y los plazos estipulados en los contratos de adquisición de energía eléctrica de UTE”, dijo Cantero. Al día de hoy, el precio promedio que paga UTE por los contratos alcanzados rondan los US$ 69 por MWh en energía eólica, unos US$ 98/MWh en fotovoltaica y en biomasa US$ 93/MWh.

    El panorama “se complica” cuando se analiza cuánto valen los excedentes estructurales de 2 millones de MWh.

    “Si tomamos el precio más bajo, que es el de la eólica, da unos US$ 138 millones al año” por energía que no se usó y que el país ya pagó, explicó Cantero y señaló que los precios “contrastan con la dramática disminución” del precio de la generación de la energía renovable, como consecuencia de la mejora tecnológica y la maduración de los sectores.

    Para Cantero “es grave” el hecho de que un emprendimiento nuevo de generación de energía renovable “esté en condiciones de ofrecer precios muchos menores” que los que paga UTE. “Y lo que es más grave, esos precios seguramente bajarán mucho en las próximas dos décadas”, dijo.

    Sobre esto el jerarca criticó el foco del análisis y dijo que se debe ver el problema en términos de un régimen de “verdadera competencia” y no desde el punto de vista del monopolio.

    “El accionista de UTE es el ciudadano, si efectivamente pudiera ejercer su derecho, es probable que preguntara ¿cómo va la empresa a absorber esos sobrecostos que la competencia hará más gravosos con el pasar del tiempo?”, se cuestionó el jerarca y dijo que si se le diera una respuesta, “seguramente no quedaría muy satisfecho”.

    Estrategia con la región.

    Al exceso de oferta y rigidez de costos, se agrega el intercambio desfavorable en la interconexión, dado que el saldo de exportaciones de energía es negativo por más de US$ 17 millones. Para revertir la situación, el gobierno trabaja en un acercamiento con las autoridades de Argentina y Brasil.

    Según Cantero, otro de los ejes de acción del organismo será el de “promover la competencia en toda su extensión imaginable”. Para lograrlo se podrá eventualmente modificar el marco regulatorio para que “exista un mercado que funcione” y que sea “lo más perfecto posible”, indicó.

    Dentro del plan estratégico se busca también poder transparentar el costo de las tarifas, así como el mercado de distribución, transmisión y generación. En relación a los excedentes, Cantero enfatizó en la “necesidad de generar un aumento muy fuerte de la demanda de energía eléctrica”.

    Para lograrlo trabajarán en cuatro vías: el aumento de la flota de vehículos eléctricos, la introducción de procesos productivos intensivos en el uso de energía eléctrica, el fomento a la automatización productiva y la modificación de las estructuras de tarifas para que faciliten un aumento del consumo.

    Desde el gobierno ven al “creciente peso” de las fuentes de generación renovables, a la generación distribuida, así como al crecimiento del transporte eléctrico y al “cambio sustantivo” en la forma en que se consume la energía, como “firmes tendencias” que van a intentar impulsar.

    “No procuramos ir en contra del mercado sino acelerar los cambios que se van a dar. Electrificar la demanda es un objetivo valioso para nuestro país”, concluyó Cantero.

    FUENTE: EL PAÍS

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