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    Innovación en la región del sol colombiana

    El año pasado, el país dio un gran paso. El Ministerio de Minas y Energía lideró la subasta de energías renovables, la cual busca triplicar la capacidad actual de generación eléctrica a partir de fuentes renovables como la solar y la eólica. El Gobierno nacional espera pasar de 50 megavatios a más de 2.200 megavatios de capacidad instalada para el 2022.

    Celsia, una de las compañías del grupo Argos y líder en el sector de energías limpias, participó en calidad de oferente generador. “Nos fueron otorgados 767 GWh-año para los proyectos eólicos Acacia y Camelia, que estarán ubicados en La Guajira, ya tienen licencia ambiental y cuentan con contratos por 15 años a partir de enero de 2022. Seguiremos trabajando para instalar más proyectos de estas fuentes renovables”, aseguran voceros de la compañía.

    Proyectos de energía solar

    En la actualidad, existen varios proyectos de energía solar a lo largo y ancho de la costa Caribe y la apuesta no es solamente desde las grandes empresas. Ensolcaribe, ubicada en Santa Marta, ha impulsado importantes ideas.

    “Recientemente, entregamos una solución energética que le permitirá a varias comunidades aisladas de la Sierra Nevada disponer del servicio de Internet las 24 horas, cargar teléfonos, tabletas, computadores portátiles y continuar con la formación educativa de los niños y jóvenes en épocas de pandemia”, asegura uno de los ingenieros al servicio de la firma. Por su parte, Celsia ha impulsado su proyecto de granja solar llamada 'Solar Bolívar', que se encuentra ubicada en Santa Rosa de Lima, un municipio de la costa Atlántica colombiana.

    Este lugar fue escogido para albergar la granja, de ahí que fueron dispuestos 32.000 paneles distribuidos en 12 hectáreas, los cuales cuentan con una capacidad instalada de 8,06 MW y evitarán la emisión de más de 170.000 toneladas de CO2 durante 30 años. La inversión de este proyecto fue de US $8 millones y la financiación se logró gracias a una emisión de bonos verdes realizada por la compañía como parte de un mecanismo para impulsar energías limpias.

    “También dimos el paso que nos estaban pidiendo nuestros clientes. Lanzamos una solución para la instalación de techos fotovoltaicos en los hogares que incluye paneles solares, microinversores y unidades de monitoreo para que, a través de una aplicación, se pueda vigilar la cantidad de energía solar generada”, agregan los representantes de Celsia. El proyecto de vivienda Serena del Mar también hizo una apuesta a este tipo de energías. En el marco de estos desarrollos, la compañía ofrecerá a sus habitantes los servicios públicos como energía, aseo, alcantarillado, fibra óptica, distrito térmico, Internet y opciones de electrodomésticos eficientes que utilicen como fuente el sol. Para este fin, están desarrollando dos proyectos de techos solares en el centro hospitalario y en la sede administrativa, los cuales darán energía limpia y renovable. La idea es que estén listos finalizando el 2020.

    En el mismo camino está la multinacional Greenyellow. La compañía de energías limpias le apostó a la construcción del primer parque solar fotovoltaico a gran escala, con una potencia de 10MWp, ubicado en el departamento de Córdoba, más precisamente en el municipio de Planeta Rica. Este proyecto tiene una gran importancia para la industria porque es la primera iniciativa hecha por una empresa privada diferente a un generador de energía que pondrá en operación un parque de generación solar fotovoltaica y cuya producción se destinará a atender un contrato privado.

    Los retos

    “Aún tenemos un rezago importante frente a otros países de Latinoamérica. Por eso, se deben buscar mecanismos que faciliten el desarrollo de proyectos de generación a gran escala y de autogeneración. Es necesario definir un diseño que permita la transferencia de beneficios tributarios tipo renta, contemplados en la Ley 1715, a los inversionistas; esto permitiría un mayor flujo de inversiones. Por otro lado, es necesario generar y facilitar la regulación para buscar un equilibrio entre los operadores y el mercado de autogeneración que ayude a acelerar los procesos de conexión de los sistemas solares fotovoltaicos, donde hoy está el cuello de botella”, opina Marcos Páez, director comercial de Greenyellow.

    La transformación del norte del país en materia energética es un tema vital para el Gobierno. No en vano, los gobernadores del Cesar, La Guajira, Atlántico y Magdalena firmaron el denominado ‘Pacto por la Transformación Energética’ que, de la mano del Ministerio de Minas y Energía, busca enfilar todos los esfuerzos para aprovechar el gran potencial solar que tiene esta región del país.

    Energía pura y limpia

    Greenyellow ha venido liderando el sector de energías renovables en diferentes frentes y en la medida en que el mercado y su regulación lo ha permitido. “Le hemos apostado a varios proyectos de autogeneración para empresas privadas, los cuales hoy no solo cuentan con energías limpias, reducción de emisiones de CO2, sino con unas mejores condiciones de autoabastecimiento energético a unos costos más competitivos que las tarifas energéticas del mercado actual, permitiéndoles así contribuir con la sostenibilidad financiera de estas organizaciones”, explica Marcos Páez.

    También están los proyectos cuyo objetivo es generar energía para la venta al mercado mayorista. Estas iniciativas se conectan al Sistema de Transmisión Nacional y requieren licenciamiento ambiental ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla); es decir, están diseñados a gran escala para convertirse en fuentes eficientes y de alta cobertura.

    El poder del viento

    Esta fuente es especial protagonista en la generación de energías en el renglón de no convencionales. Como muestra de ello, en La Guajira fueron asignados seis proyectos de generación eólica por 1.160 megavatios. El ambicioso programa busca la instalación de más de 2.600 aerogeneradores de energía; se estima que hacia el año 2031 produzcan 6.500 megavatios para el Sistema de Interconexión Nacional.

    La idea es que los primeros parques empiecen a operar el próximo año, generando 1.139 megavatios de esta proyección. En estos momentos, las multinacionales a las que se les adjudicaron los contratos se encuentran en los procesos de instalación de torres de medición de vientos, estudios de impacto ambiental, gestión de licencias y procesos de consultas previas con los grupos indígenas de la zona.

    “Los procesos de consulta previa con minorías étnicas para las plantas de generación pueden retrasar el licenciamiento por varios años, puesto que las reuniones se posponen por restricciones de personal del Ministerio del Interior que deben acompañar el procedimiento. Los gobiernos regionales podrían hacer propuestas al Gobierno nacional para utilizar funcionarios de las gobernaciones en el acompañamiento de estos procesos”, asegura Andrés Taboada, experto en energías renovables y representante legal de +Wert.

    Para consolidar el plan de desarrollo de la generación eólica y solar en La Guajira, principalmente, ya existen los correspondientes proyectos de transmisión que permitirán consolidar de manera eficaz estos procesos.

    “Se construirán inicialmente dos subestaciones a 500 kv (Colectora 1 y Cuestecitas) las cuales se conectarán con la red de 500 kv mediante las líneas Cuestecitas – Copey y Cuestecitas - La Loma a 500 Kv. Estos proyectos se encuentran adjudicados y en etapa de construcción; para una segunda fase, se construirán dos nuevas subestaciones (Colectora 2 y Colectora 3) interconectadas en corriente alterna directa a la subestación de Cerromatoso. Así mismo, se levantará un refuerzo para la subestación Cuestecitas con las líneas Cuestecitas – La Loma y la Loma – Sogamoso a 500Kv”, explica Rafael Piedrahíta de León, presidente de Urrá S.A.

    ¿Y el parque de EPM?

    Uno de los proyectos más emblemáticos ha sido el Parque Eólico Jepírachi, liderado por Empresas Públicas de Medellín (EPM) y localizado en la región nororiental de la Costa Atlántica colombiana, entre las localidades del Cabo de la Vela y Puerto Bolívar, en inmediaciones de Bahía Portete, en el municipio de Uribia.

    Tiene una capacidad instalada de 19,5 MW de potencia nominal, con 15 aerogeneradores de 1,3 MW cada uno, sometidos a los vientos alisios que soplan casi todo el año en esta parte de la península, a un promedio de 9,8 metros por segundo. El Parque entró en operación comercial plena el 19 de abril de 2004, pero se suspendió su operación comenzando el 2020.

    “Se hizo acatando la Resolución 060 de 2019 de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), que implica la adopción de nuevas tecnologías y señaló que el parque eólico no cumple con la que tiene instalada debido a su antigüedad”, señalaron voceros de la compañía.

    Sin embargo, el pasado mes de julio la actividad se reactivó con un permiso especial del Gobierno.

    El panorama

    Para los expertos, la situación debe ser atendida a mediano y corto plazo por las autoridades. La región Caribe seguirá dependiendo de la generación térmica (de alto costo) y de la importación de energía desde la región Andina para suplir sus necesidades de energía eléctrica, por ello debe impulsar estas fuentes alternativas.

    “Es una lástima que después de más de seis años de promulgada la Ley 1715 de 2014, la región Caribe no tenga un horizonte despejado respecto a cuándo podrá aprovechar las ventajas de ser una potencia energética en sol, viento y biomasa", señala Andrés Taboada.

    FUENTE: EL TIEMPO

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