La Termografía Infrarroja es una técnica esencial en el mantenimiento predictivo, ya que permite identificar, sin necesidad de contacto físico, posibles fallas electromecánicas en trabajos con tensión.
Esta técnica se basa en la medición de los niveles de radiación en el espectro infrarrojo para detectar cambios de temperatura. En general, antes de que ocurra una falla electromecánica, se produce una generación e intercambio de calor. Este calor puede manifestarse como un aumento significativo de la temperatura, que puede ser repentino. Por lo tanto, si es posible detectar, comparar y determinar dicha variación, es posible identificar fallas incipientes que podrían generar consecuencias graves a mediano o largo plazo.
En síntesis, la Termografía Infrarroja se convierte así en una herramienta fundamental para el mantenimiento predictivo, ya que permite anticiparse a las fallas y tomar acciones preventivas de manera oportuna. Al detectar y abordar las fallas en etapas tempranas, se pueden evitar paradas técnicas graves, reducir costos de reparación y minimizar los tiempos de inactividad.