El 28 de abril del año 2018, Hidroituango, la ambiciosa obra de ingeniería antioqueña que se pensaba iba a generar el 17 por ciento de la demanda de energía eléctrica del país, llegaba al 86 por ciento de avance y contaba los días para comenzar a operar. Tan solo le faltaban siete meses.
En ese momento, uno de los túneles de desviación del proyecto, ubicado a unos 170 kilómetros de Medellín, se taponó aguas arriba; luego, otro se destaponó aguas abajo ocasionando una afectación técnica, ambiental y social que aún no se soluciona.
Tras un año, la megaobra decayó a un 70 por ciento de avance y se siguen haciendo cuentas, esta vez para poder sostenerse y comenzar a generar 2.400 megavatios dentro de unos dos años.
Jorge Londoño de la Cuesta, gerente general de EPM, entregó su balance de lo que ha sido este año para la central hidroeléctrica. Qué se logró y qué hace falta por cumplir para que no haya riesgos en la obra, el medioambiente ni para las comunidades de su zona de influencia.
“Este ha sido un problema largo y complejo. Largo, porque resolverlo no será cuestión de meses sino de años. Y complejo, porque no es solamente algo técnico, también es social, ambiental, comunicacional, ético, institucional, financiero, legal y contractual. Son casi 10 dimensiones”, explicó el gerente.
Durante este primer año, agregó, los avances fueron para eliminar el riesgo tanto para el ambiente como para las comunidades afectadas por la emergencia, entre ellas Puerto Valdivia, que sigue en alerta roja.
Llevar la presa de 385 a 420 metros sobre el nivel del mar (m s. n. m.) y reforzarla con una pantalla plástica (bentonítica) fue uno de los hitos logrados. Allí se trabaja para subirla a los 435 m s. n. m., como estaba diseñada originalmente, algo que se lograría a mitad de año. También a mitad de año se espera taponar definitivamente los dos túneles afectados (el derecho y el auxiliar de desviación) para levantar la alerta roja y eliminar el riesgo de avalancha. En estos túneles pondrán un tapón de concreto macizo de 21 por 21 metros.
En la galería auxiliar de desviación (GAD), antes del tapón, se deben acomodar dos compuertas de 300 toneladas que quedaron afectadas por la presión del agua. “Ya se tiene una compuerta en la última fase de ensamble y la otra en proceso; una vez posicionadas y operativas estas compuertas, el túnel auxiliar de desviación queda pretaponado y se comenzará a construir el tapón definitivo”, aclaró el directivo de EPM.
Este año, también se logró construir y poner a operar el vertedero, para que por allí fluya el agua embalsada aguas abajo. Uno de los espacios más críticos es la casa de máquinas, lugar en donde estarán las ocho turbinas de generación y que estuvo inundado por 271 días.
Largo, porque resolverlo no será cuestión de meses sino de años. Y complejo, porque no es solamente algo técnico
Allí se están terminando las labores de sacar el agua para comenzar con la limpieza, algo que estaría listo en cerca de seis meses. De allí seguirá una posterior reparación y adecuación de esta caverna, que tiene un tamaño similar a un edificio de 17 pisos. Antes de que esto ocurra, EPM suscribió un contrato con la firma canadiense Klohn Crippen Berger para realizar un estudio patológico y determinar con exactitud el estado de la casa de máquinas.
Por su parte, Oswaldo Ordóñez, geólogo y docente de la Universidad Nacional, visitó este y otros espacios de Hidroituango con un grupo de profesionales e indicó que en lo que se refiere a la presa, esta recuperó su diseño constructivo con los ajustes técnicos hechos con la bentonita. “El vertedero también opera a la perfección. Quizá lo único que está en tratamiento son los taludes, que es una zona crítica que se debe tratar antes de que el invierno empeore”, opinó el experto.
Sobre la casa de máquinas, indicó que la reparación y reconstrucción de este espacio será un reto duro de superar. “Será un desafío recuperar la capacidad del macizo y su competencia con concreto para soportar requerimientos”, agregó.
Lo que sigue
“Este segundo año nos vamos a concentrar en la recuperación del proyecto, que pasa por tres actividades donde el macizo tiene afectaciones: el túnel de ingreso vehicular tiene algunos derrumbes, arreglar la oquedad o vacío que hay en la zona de captación y una caverna que se generó entre la casa de máquinas y la almenara. Algo que nos ocupará este año que sigue”, detalló Londoño de la Cuesta.
Esta oquedad (el vacío) fue la que hizo que se acelerara el cierre de las compuertas de captación en enero y febrero, ocasionando una grave sequía en el río Cauca que duró poco más de tres días.
De acuerdo con John Maya Salazar, vicepresidente de negocios de EPM, este socavón tiene 80 metros de alto por 20 de ancho y 20 de largo. Para repararlo “se requerirán cerca de 55.000 metros cúbicos de grava y luego se instalarán algunos tubos para luego rellenar con concreto a los lados para darle solidez”.
Una vez superados estos tres hitos, el cronograma de la megaobra es que entre 2020 y 2021 arranque el proceso de instalación de máquinas para comenzar a generar energía. Aunque no hay un estimado de cuánto se incrementaría este megaproyecto, el estimado es que pasó de 11,4 a 14,2 billones de pesos.
FUENTE: EL TIEMPO