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    Argentina interrumpió sus ventas de energía eléctrica de Yacyretá a Brasil

    Fuentes técnicas paraguayas de Yacyretá no registraron la última semana venta alguna de electricidad de esta central hidroeléctrica al Brasil, a través de la estación conversora argentina de Garabí.

    “Estamos cerrando la semana sin ventas de energía”, comentaban en la tarde del viernes a nuestro diario las fuentes consultadas. Añadían que, a las 15:00 de nuestro país, la central paraguayo-argentina tenía en operación unidades que sumaban 1.412 MW de potencia, de las que la ANDE aprovechaba casi el 30% (421 MW), y el sistema argentino el 70% (991 MW).

    Apuntemos también que la empresa eléctrica paraguaya, contraria a su costumbre o conveniencias monetarias coyunturales, continuaba en la curva alcista de índices de aprovechamiento con un 60% y 40% de cesión al sistema argentina.

    Si como muestra basta un botón, el siguiente muestrario debería ser una redundancia. Producción de Yacyretá entre 1994 y 2019 (25 años), 373.611.774 MWh; aprovechamiento argentino: 349.902.337 MWh (93,655%); aprovechamiento paraguayo: 23.709.437 MWh (6,35%).

    El Art. XIII del Tratado de Yacyretá establece que “La energía producida por el aprovechamiento hidroeléctrico… será dividida en partes iguales entre los dos países, siendo reconocido a cada uno de ellos el derecho preferente de adquisición de la energía que no sea utilizado por el otro país para su propio consumo”.

    Por consiguiente, de la producción acumulada de la usina en 20 años, 186.805.887 es la parte que corresponde al Paraguay y la otra mitad a nuestros socios en condominio, por partes iguales.

    Visto que en todo ese período la ANDE retiró solo 23.709.437 (12,7% de la parte paraguaya), puede inferirse que, según las líneas siguientes del artículo de referencia, cedimos obligatoriamente, a pesar de que el documento solo le confiere el “derecho preferente” (en el caso de que igualara o superara a la mejor oferta) y para “su propio consumo” a nuestro socio el abrumador 87% faltante.

    En el mes en curso pudo comprobarse que tampoco se cumple la frase “para su propio consumo”, porque de la energía transferida entre los días 10 y 20 pasados, alrededor de 70.000 MWh, una parte considerable provenían de las cantidades cedidas por nuestro país, y por las cuales la Argentina paga a nuestro país migajas, pero recibe grandes beneficios.

    “Cesión” no es igual a regalo, aunque de la práctica argentina, consentida por los gobiernos paraguayos de turno, puede inferirse que, en ese contexto, el verbo connota un efecto parecido, el Art. XIV, que establece que por “la cesión de energía por una de las Altas Partes Contratantes a la obra será objeto de una compensación que será pagada por la otra Alta Parte contratante que reciba la energía”. La palabra compensación también cambió de significado en el contexto Yacyretá, porque se compensa a alguien por algo con otra cosa de similar valor, el peor de los casos parecido.

    El último dato disponible sobre la materia es que nuestros socios deben al Paraguay, por este derecho, US$ 85 millones, que se acumuló en diciembre de 2018 y febrero del presente. La suma referida corresponde a las cuotitas en que la Nota Reversal de 1992, rechazada por el Legislativo paraguayo por “inconveniente a los intereses nacionales”, dividió la suma de beneficios paraguayos que consagra el tratado que entró en vigencia el 27 de marzo de 1974. Luego, sin considerar la impaga compensación por territorio inundado, que supera ya los US$ 1.000 millones según fuentes extraoficiales, el monto real del resarcimiento por cesión de energía es mucho mayor que los US$ 85 millones ventilados.

    Pese a todo lo publicado hasta ahora sobre el abuso de la Argentina, en cuanto a la venta ilegal de energía al Brasil, no paga al Paraguay la “compensación por cesión de energía” que menciona el Tratado. En primer lugar, porque sostiene unilateralmente la vigencia de la Nota Reversal del 9 de enero de 1992, que la fraccionó en cuotitas y, en segundo lugar, debido a una conducta morosa que no debe imputarse solamente a su actual crisis económica. Ni la cuotita en cuestión es abonada por nuestros socios desde diciembre de 2018. Lamentablemente no hay datos oficiales sobre su relación con la propia entidad binacional, cuyas facturas tampoco fueron atendidas en tiempo y forma.

    FUENTE: ABC

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